martes, 27 de abril de 2010

Rascarse los huevos.

Dicen que la mayoría de las veces, un escritor se basa en sus experiencias durante un perdiodo de tiempo para escribir un libro, así que yo, como autor de este blog, escribiré sobre lo que más he hecho ultimamente, rascarme los huevos. Y no es que esté orguyoso de ello pero quieras que no, cuanto más practicas un ejercicio más vas aprendiendo de él, así que paso a enumerar los tipos de rascadas básicos que todos debemos saber y practicar para utilizar uno u otro según la situación lo requiera.


1.-La rascada con levantamiento : todo un clásico, se trata de un ejercicio que requiere fuerza y un buen agarre de toda la parte genital para conseguir una rascada amplia y con un buen levantamiento, así además de aliviarnos quedará muy vistoso para el deleite de la gente que nos acompañe. Para los más vagos la variante de la foto.



2.- El pellizco de pelotas : Con el dedo índice y el pulgar procederemos a agarrar la zona escrotal donde se produzca el picor, para realizar un gesto de pellizco. Se trata de una modalidad muy ténica y que exige gran precisión pues debemos tener mucho cuidado en la parte final de la maniobra si no queremos llevarnos algún vello púbico con el consiguiente dolor y las risas del graderío.



3.- El acordeón : solamente apta para los rascadores más experimentados. Estando sentados en cualquier reunión de amigos, clase o charla, tomaremos la palabra atrayendo la atención de los tertulianos, entonces será cuando comencemos a gesticular todo cuanto podamos con las manos para que su atención se centre en ellas, este es el momento de ejecutar la maniobra, abriendo y cerrando las piernas y con suaves movimientos de pelvis haremos que el pantalón ejerza fricción sobre nuestras pelotas, si se trata de un picor más serio, incluso podeis cruzar y descruzar las piernas, proporcionándonos así un placer doble, el de rascarnos y el del riesgo de parecer gilipollas delante de nuestros colegas.


4.- La espía : mi favorita, es el George Clooney de las rascadas, el Aston Martin de los tocamientos de pelotas. Una ténica muy conocida pero no por ello menos sublime. Simplemente con la mano en el bolsillo alcanzaremos la joya de la corona del mismo lado para poder aliviarnos prolongadamente con disimulo y protegidos de las miradas juiciosas. Dentro de esta técnica podemos hacerlo a dos manos elevando el placer a lo divino, o a huevo cambiado, rascando la bola opuesta a la mano, una floritura exquisita. En cualquiera de sus variantes sin duda estamos hablando de la modalidad más elegante, apta para las grandes ocasiones.


Actualizo por fin la Albóndiga después de más de 5 meses, pero que quereis que os diga, estuve tocándome las pelotas!!